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Generación intergeneracional


Juventud, divino tesoro. ¿Cuántas veces habremos escuchado esta frase en boca de nuestros mayores? Y, sin embargo, ¿cuántas otras hemos querido, los jóvenes, tener unos añitos más de experiencia? También unas cuantas. Y ahora parece que jóvenes y mayores estén en confrontación cuando deberíamos seguir en el camino del acercamiento.

En plena crisis sanitaria, con rebrotes que señalan a los jóvenes como principales responsables, y una crisis económica que aplasta el empleo juvenil con los peores datos de la historia, celebramos el Día de la Juventud. ¡Feliz día!

Hoy, 12 de agosto, lo que se busca con esta celebración es promover el papel de los jóvenes como agentes esenciales en los procesos de cambio y generar un espacio de concienciación sobre los retos a los que nos enfrentamos. A los retos que nos enfrentamos los jóvenes y que, no debemos olvidar, son también retos que repercuten en generaciones seniors.

Día sí día también, los titulares señalan a los jóvenes como el sector de la sociedad que menos consciencia tiene de la gravedad de sus actos en momentos tan delicados. Y, sin embargo, no dejamos de ser uno de los sectores de la población, junto a las personas mayores, más afectadas por el impacto de una pandemia global que nos arrasa.


Más del 50% de desempleados por culpa de la covid-19 son jóvenes menores de 35 años. Los colegios e institutos se pararon en seco, con serias dificultades para llevar a cabo su actividad por su escasa digitalización o por la falta de recursos de muchas familias; lo mismo ocurrió con las universidades, que concluyeron el curso asfixiando a nuestros estudiantes, apretando a los MIR y arrojando una gran incertidumbre sobre el desarrollo del próximo curso y quienes se encontraban de Erasmus no saben aún si podrán recuperar el tiempo que perdieron o si tan siquiera los programas seguirán funcionando el próximo curso; y los contratos temporales y en prácticas, precarios, a los que acostumbramos los jóvenes en los últimos tiempos, se rescinden avocando a una gran incertidumbre a quiénes cargan en sus hombros el peso de ser el futuro de nuestro país y de Europa. Y aún así, seguimos adelante.

Los jóvenes somos el futuro de nuestra sociedad, pero también formamos parte del presente; un presente poco esperanzador, en el que se toman decisiones sin tener en cuenta nuestra voz, y, sin embargo, esa responsabilidad no deja de pesar sobre nuestros hombros. ¿Quién nos ayuda con esta carga? Por otro lado, nuestros mayores, que son el presente y también aguantan la presión del tener que dejar un buen futuro a las generaciones venideras, lo cual, por supuesto, no les deja indiferente. Sacar adelante este momento ya les está costando, ¿y quién les ayuda a ellos? Es hora de que jóvenes y mayores se sienten a trabajar codo con codo. Nada nuevo, por cierto, ya la célebre Greta Thunbergh consiguió con tan sólo 15 años que instituciones de su país y de todo el mundo se hayan sentado a escucharla y firmar compromisos. Si una chica sola consigue algo así, ¿qué no podemos conseguir si nos unimos muchos jóvenes juntos bajo un mismo paraguas?

Durante la crisis de la covid-19 han surgido iniciativas de todo tipo para ayudarnos los unos a los otros sin diferencia de edad. Plataformas civiles que quieren aportar soluciones y que se les escuche. Una de estas últimas es Talento para el Futuro que, si bien surgieron para dar soluciones a los problemas de los jóvenes, pronto se dieron cuenta de que esos mismos problemas afectan también a nuestros mayores y redirigieron su rumbo hacia la unión de jóvenes y organizaciones de la sociedad civil, bajo un mismo paraguas, para que se escuche su voz en la mesa de la toma de decisiones.

El primer reto que se han planteado en este think tank joven es elaborar un Pacto Intergeneracional, impulsado desde los jóvenes para conseguir un gran acuerdo entre los principales líderes, instituciones y organizaciones de nuestro país con el que trabajar en unos objetivos comunes. Lo que viene siendo: poner a jóvenes y mayores a trabajar juntos para dar soluciones a los problemas de todos. Un trabajo que se debe hacer combinando la energía de los jóvenes, sus conocimientos actualizados y experiencias con la templanza, solidaridad y valentía de la voz de la experiencia, nuestros mayores.

Estas son las iniciativas que necesitamos en España y en el resto de Europa si queremos que el oscuro futuro que nos auguran los medios, día tras día, nos arroje una pizca de luz. Un diálogo intergeneracional continuado en el tiempo que, no sólo traiga soluciones puntuales a problemas concretos. Jóvenes y no tan jóvenes nos necesitamos mutuamente y tenemos que procurar que esta relación sea continuada en el tiempo para favorecer el crecimiento de nuestra sociedad en un mundo en el que tenemos que convivir.




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